Las inundaciones que provocaron las lluvias vuelven a golpear al campo en Chaco

Un productor y contratista advierte que los campos del este chaqueño, en donde se concentran los productores pequeños y medianos, son los más afectados por las intensas precipitaciones.

“Acá en el Chaco la cosa es así: los que tienen campos para el lado del límite con Santiago del Estero, son zonas más altas y cuando llueven están de parabienes, porque el agua llega bien a los cultivos y escurre rápido, pero hacia el este la cosa cuando llueve es dramática, porque la pendiente se suaviza y se empieza a acumular el agua generando anegamientos y pérdidas”, relató a Clarín Rural el productor y contratista Daniel Kempe como para graficar lo que está sucediendo en la región donde produce y presta servicios.

“Las zonas más altas, que es donde están los productores grandes, cerca del límite con Santiago del Estero, están bien, la peor situación la están pasando los productores chicos y medianos, de 200 a 2000 hectáreas que están hacia el este de la provincia”, explicó Kempe, que produce granos en 7500 hectáreas 30-40% en zonas bajas y el resto en esas zonas altas en las que los cultivos están “excelentes”. La cosa es al revés cuando vienen épocas secas: las zonas más bajas están siempre mejor que las altas, que son las que primero empiezan a sentir la escasez hídrica.

“La situación es muy parecida a la de enero-febrero 2019, las zonas anegadas son las mismas, quizás este año se sumó algo lluvias en Otumpa y Sachayoj, en Santiago del Estero que vienen para esta zona de Chaco”, contó Kempe.

“Los productores que la están sufriendo ahora son los mismos que el año pasado tuvieron que remontarla con créditos carísimos, ahora hay que ver porque algunos están muy complicados, pensando en abandonar, no saben qué hacer”, explicó el productor.

A favor, respecto de 2019 A diferencia del año pasado, cuando las lluvias fuertes empezaron a darse “a baldazos” en enero, en 2020 las lluvias empezaron en febrero, con los cultivos más grandes, muchos ya habiendo atravesado el período crítico y con “más espalda para aguantarse el agua en los tobillos”.

Por otro lado, Kempe contó que se hicieron algunas obras después del desastre de 2019 y eso también ayudó a que el agua escurra mejor. “En este momento, está cortada la ruta 89 que va de Charata en Chaco a Quimilí en Santiago del Estero, en una zona en la que el año pasado pasaba el agua por arriba del asfalto, ahí cortaron para hacer obras, más alcantarillas y desagües”, explicó Kempe. Esa ruta 89 es la bisectriz: de ella al oeste unos 10 kilómetros la cosa está complicada y de allí al este y hasta al ruta 95 también. Villa Ángela, Las Breñas, Hermoso Campo, Santa Sylvina, son algunas de las localidades complicadas.

Sin embargo, el problema no está sólo tranqueras adentro, también hay que mirar tranqueras afuera, porque los caminos están imposibles, incluso con poblados incomunicados que están recibiendo el servicio de productores con tractores articulados y de camiones de prefectura.

Estado de los cultivos

Consultado por el estado de los cultivos y cómo llegan a cosecha en unos meses, Kempe contó que por empezar, en la zona anegada hay menos algodón que el año pasado, porque “a muchos la campaña pasada les quedó bajo agua y tuvieron que sembrar luego girasol y sobre el girasol no sembraron nada.

“Al algodón que se sembró no lo afecta tanto el agua, el problema del algodón está en el picudo que es una plaga que te obliga a aplicar cada cuatro días porque en diez días de ataque te puede estropear todo el cultivo”, explicó Kempe. Y agregó: “Los productores algodoneros tienen su logística armada pero con pulverizadoras terrestres, cuando no pueden entrar al lote por anegamientos hay que usar el avión que es más costoso”.

En cuanto a la soja, Kempe consideró que “soporta un tiempo algo de agua porque ya tiene un buen desarrollo, 10-12 nudos, bastante altas, por eso, en los bajos habrá pérdidas pero el resto va a zafar bastante bien, y ahora tenemos un pronóstico sin lluvias en el horizonte por diez días”. Lo mismo corre para los maíces.

“La clave, -insistió Kempe- fue el momento en el que cayeron las lluvias, en 2019 fue enero, en 2020 recién a mediados de febrero”.

Hay que tener en cuenta que en localidades como Gancedo (suroeste chaqueño, al límite con Santiago del Estero) llovieron 350 mm en una sola noche. Y en muchas otras zonas fueron 150 milímetros y a los 4 días otro tanto.

La cosecha de soja empieza alrededor del 10-20 de abril, la de algodón el 30 de abril y el maíz recién para el 10 de junio.

“Pasando en limpio, las zonas altas, no están afectadas y están muy pero muy buenas, el maíz incluso mejor que el año pasado porque las lluvias de enero lavaron mucho nitrógeno y eso afecto rendimientos, este año al llegar más tarde ese fertilizante ya estaba en la planta, pero hay que diferenciar bien, porque al este la cosa está fea para los pequeños productores que vienen de levantarse la campaña pasada como pudieron”, remató el productor y contratista chaqueño.

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