Un productor y contratista advierte que los campos del este chaqueño, en donde se concentran los productores pequeños y medianos, son los más afectados por las intensas precipitaciones.
“Pienso, luego existo”. “Kilos, luego vendo”. Lo más importante para el productor, primero que todo, es tener los kilos y, en gran parte, la producción depende del clima.
Por eso, en un contexto en el que la falta de agua empezaba a apretar, las precipitaciones recibidas por casi todas las zonas fue un motivo de brindis entre fiestas para todos (incluso el gobierno, que necesita los dólares de esta cosecha).
“Estamos viendo que los mecanismos regionales, que llevaron a la primavera más seca en 9 años para la región núcleo, podrían funcionar mejor este trimestre configurando un verano con lluvias cuasi normales”, relató a Clarín Rural el doctor en Ciencias Atmosféricas, José Luis Aiello.
“Sólo sobre el centro de Santa Fe se mantiene una humedad del suelo relativamente buena, mientras que en el resto de la región las reservas de humedad siguen siendo escasas”, indicaron desde la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).
Aunque especificaron: “Comparado el escenario actual con el de la semana pasada, las condiciones han mejorado, aunque todavía falte bastante para lograr características óptimas en la región”.
“La situación comprometida sigue dándose en el centro-sur y oeste de la provincia de Buenos Aires, donde están recibiendo algunas precipitaciones, pero ya hay daños en maíz”, indicó Aiello.
¿Agua en cosecha?
“El punto es que en este momento el estado del océano Pacífico es neutral o cuasi neutral y recién a partir del mes de febrero los modelos numéricos confiables que se hacen en Estados Unidos muestran que podría empezar a calentarse el pacífico lo que llevaría a la propensión de ocurrencia de un Niño, no obstante, los procesos oceánicos son lentos y esta tendencia llegaría a partir de marzo-abril, ya no impactando en los cultivos”, explicó Aiello.
La gran pregunta es, si esto se confirma, ¿Cómo será el clima a cosecha?
¿Puede esperarse otro otoño de caos, sin suelo para cosechar ni caminos para sacar los granos? Los productores tendrán que estar atentos a esto para tomar las decisiones que puedan.
Más soja, menos precios
Oferta y demanda. Así es la cosa en los mercados. Entonces, cuando hay más granos bajan las cotizaciones, y cuando hay menos suben. Así visto, ninguno de los dos escenarios es del todo malo: en un caso tenés mucho, pero vale poco, y en otro tenes poco, pero vale mucho.
Sin embargo, ¿qué pasa cuando el que tiene menos sos vos y todo el resto tiene más? Esto le sucedería a la soja argentina esta campaña, que por la falta de agua tendría un recorte en producción.
“La producción de soja en argentina puede verse disminuida por los problemas que estamos viendo de falta de agua, pero en Paraguay, Bolivia, Uruguay y, fundamentalmente, Brasil, el escenario climático es muy bueno y van atener producciones por encima de lo normal”, argumentó Aiello. Y agregó: “Entonces, el incremento de la producción total proveniente de Sudamérica va a ser mayor de lo previsto, o sea, la caída de Argentina es compensada por la suba del resto, y esto plantea un escenario bajista”.
La voz de los productores
Casi toda la zona núcleo productiva recibió lluvias desde el mismísimo día de Navidad en adelante. En algunos casos, o para algunos cultivos estivales, es una bendición que llega tarde… aunque, pensándolo bien, nunca es tarde para algo de agua.
“En el corazón de la región pampeana el maíz temprano necesitaba 100 a 200 mm de forma urgente, registros que parecían imposibles 7 días atrás empezaron a hacerse realidad y mostraron un cambio notorio respecto a una semana atrás”, expusieron desde la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario.
Desde la zona de Corral de Bustos, Córdoba, el asesor José Luis Zorzín contó que los más de 100 milímetros precipitados llegaban “muy bien para la soja de segunda”, aunque “la soja de primera ya había quedado comprometida en algunos campos, algunos lotes tendrían que haber cerrado ya el surco y por la falta de agua no pudieron lograrlo, se perdió algo de rinde ya irrecuperable”.
En lo que respecta al maíz, Zorzín relató que algunas zonas, “más al oeste, sufrieron más, sobre todo los que no pudieron almacenar agua”. Por ejemplo, campos que venían de pasturas. El resto llegó con la lengua afuera a estas lluvias entre fiestas y quizás algo de rinde se va a ver afectado, pero no tanto”, dijo.
“Desde el 19 hasta el 30 de diciembre, las lluvias acumuladas en la franja central se acercan o incluso ya superan las medias mensuales de diciembre que están en el orden de los 80 a 150 mm”, explicaron desde GEA.
Registraron que en toda la provincia de Córdoba hubo lluvias superiores a los 50 mm, superando los 100 mm en el 30% de su territorio, justo en la zona más deficitaria. Al 30 de diciembre en el sur de Córdoba habían precipitado 157 en Arias (de lo más destacado del sur), 100 en Alejo Ledesma, 85 mm en Río Cuarto, 83 mm en La Carlota y 68 mm en Canals y 60 mm en Laboulaye. Más al norte, hubo mejores registros con los 205 mm de Pascanas, 140 mm de Laborde, más de 160 mm en Wenceslao Escalante, y los más de 175 mm en Justiniano Posse.
“En la zona de Oliva, el centro de Córdoba, llovieron unos 50 mm con algunos lugares con cerca de 100 en la zona de Villa María”, contó el productor Iván Lubatti. Y analizó: “Los maíces tempranos sembrados el 15 de octubre están en floración lo mismo con la soja de primera que está en R1, para ambos estos milímetros fueron fundamentales”. Sin embargo, identificó algunos lotes que no pudieron hacer una buena reserva hídrica por la zona de James Craik, en los que “los cultivos están afectados por la sequía”.
“Los últimos diez días tuvimos buenas lluvias en todo el sur de Córdoba y cayó en un momento justo, sobre todo para el maíz de primera porque está en floración y ya estaban complicándose, con esto tenemos para rato”, reportó el asesor Lucas Andreoni. Que apuntó “lluvias dispares, tal es así que en un mismo campo hubo 60 mm en una parte y 30 mm en el otra”. Y cuantificó en San Joaquín 130 mm, Pacheco de Melo 130 mm, General Lavalle 120 mm, en Bouchardo 60 mm, en Jovita 60 mm, y en Huanchilla unos 40 mm.
Con base en el centro de la provincia de Santa Fe, el asesor Rodolfo Tkachuk contó que acumularon entre 100 y 350 milímetros los últimos días. “En algunas zonas puntuales incluso hubo anegamientos, pero todo viene muy bien en general, salvo porque las altas temperaturas están afectando la producción de los tambos”, lamentó.
El sur de Santa Fe venía bastante complicado pero gran parte del área acumuló de 100 a más de 150 mm.“En Venado Tuerto llovieron alrededor de 130-140 mm, unos 150 mm en Maggiolo y 180 en San Eduardo”, contó a Clarín Rural el productor y asesor Luis Negruchi.
Y agregó: “Llovió muchísimo, respiramos de nuevo”. “Para los maíces tempranos el agua llegó algo tarde, pero se recuperarían, esta agua nos da un respiro porque se recargó el perfil, y a la soja la agarró justo”, resumió.
El norte bonaerense de este a oeste tiene un gradiente creciente que arranca en los 50 mm y termina con más 100 mm. Una porción muy acotada del norte de la Pampa recibió más de 50 mm.En Pergamino se registraron alrededor de 120 mm que vienen muy bien.
Desde Chaco, Mariano González contó que “estaba faltando algo de agua en casos puntuales, pero estuvo lloviendo dos días y no hay cultivos afectados seriamente”.
También en el norte, con base en Chaco, el productor y contratista Daniel Kempe contó que el agua puso un parate de fin de año a días frenéticos en los que se corre para terminar de sembrar la soja, empezar con el maíz y cosechar el girasol.
El año da, en la zona, 1200 a 1400 mm, “un registro muy superior a la media que es de 800mm”, pero vale recordar que gran parte de este milimetraje se dio a comienzos de 2019, justo hace un año, con inundaciones importantes y anegamientos.
“Esos excesos hoy son una bendición porque las napas quedaron cargadas y permiten sembrar con unos pocos milímetros, de hecho, para esta fecha históricamente llevamos sembrado el 60% de la soja y este año ya tenemos el 90%”, contó Kempe.
“El ánimo de los productores en la región es bueno, acá cuando hay agua y perspectiva de buena campaña como la tenemos todo el resto pasa a un segundo plano, por supuesto que nos preocupan las retenciones, hay que ver qué pasa con la segmentación para el norte, pero la perspectiva es buena”, selló Kempe.
Sudeste complicado
“Del centro de Buenos Aires hacia el sur es otro cantar, las lluvias estuvieron por debajo de los 25 mm y se profundiza la necesidad de agua”, advirtieron desde GEA.
El gerente de agricultura de Bellamar Estancias, Martín Lahitte, confirmó que “estuvo lloviendo, más que nada lloviznando, y bien desparejo en la zona”. “Así, en El Silencio -N de la R: el establecimiento de la empresa que está en la zona de Balcarce a 26 km de Mar del Plata- el total del año suma 630 mm cuando el promedio des de 1000, aunque cerca de ahí, en Bellamar (zona Miramar), ya van 900 mm”.
“Toda lluvia es buena, pero necesitamos bastante más para animarnos a sembrar soja de segunda, porque el suelo quedó completamente seco después de cosechar el trigo”, argumentó Lahitte. Pero además, para fin de año, Lahitte contaba que tampoco podían retomar la cosecha porque las lloviznas, “que no suman milímetros tampoco dejan cosechar”.
Ahí cerca, en bien afincado en el sudeste bonaerense, una zona delimitada por Chillar, Miramar, Madariaga y Tandil, el asesor Andrés “Chapu” Candelo contó que “en la zona de costa (Necochea, Mar del Plata, Otamendi) las lluvias fueron inferiores a lo normal, sin embargo, hay rindes de 6-7 toneladas por hectárea para la cebada como para los trigos sembrados la primer quincena de junio”.
Ya en Chillar (a 180 km de la costa), la situación fue más crítica, porque se registraron 40-60 mm y ya sobre el mes de noviembre. “Ahí tenemos rindes de 3-4 toneladas para trigos y cebadas de junio y, en muchos casos, no se refertilizó por la baja expectativa de rinde”, contó Candelo.
En los cultivos de verano, Candelo reconoció que a la soja de segunda le va a faltar agua porque en diciembre se hubieran necesitado 80 mm y apenas se lograron 50. “Los campos de planteos mixtos en vez de soja de segunda apuestan a una avena que le compite muy bien en esta zona a la oleaginosa”, dijo, y sumó que “en general, a los planteos de maíz no se les bajó tecnología ni fertilización, siempre pensando en campos mixtos”.
Por qué llovió tanto
Las precipitaciones entre fiestas se constituyeron en el primer gran evento de lluvias que recibe la campaña gruesa. “Esto debería haber sucedido en la primavera, pero las circulaciones frías dominaron sobre gran parte del territorio Argentino hasta hace poco más de 15 días”, relevaron desde GEA.
Asimismo, se refirieron al avance de aire muy caliente y húmedo desde el sur de Brasil que alcanzó la franja central, hecho que fue fundamental para que se desarrolle el evento.
Reporte desde la cuenca del Salado
Leandro Abdelhadi, que tiene un planteo de alta eficiencia ganadera en la cuenca del Salado, contó que en agosto y septiembre los barbechos arrancaron con muy poca agua.
“Octubre llovió poquito, como para arrancar cultivos de primera, básicamente maíz que en esta zona se hace con destino a ganadería o tambo, y algunos audaces sembraron con suelo seco, otros esperaron un poco más hacia una siembra de primera tardía, pero en noviembre se secó de nuevo”, relató el médico veterinario. Y agregó: “Poca agua y altas temperaturas retrasaron cultivos como sorgos, mohas y alguna soja de pastoreo que se hace en la zona”. Luego, hasta mediados de diciembre agua limitada y “ahora llegó todo junto”.
¿Como termina la foto? “Al maíz de primera temprano le llegó medio tarde, los de primera tardío y los de segunda están óptimos”, dijo Abdelhadi. Y prosiguió: “Los sembrados temprano (20 de noviembre) en suelo seco están medio erráticos pero compensarán, mientras que los sembrados un poco más tarde (desde 10 de diciembre) están óptimos los nacimientos y con estas lluvias están casi asegurados”.